A la hora de tratar las paredes no solo son importantes las cualidades de la pintura (calidad, lavabilidad, rendimiento, aplicabilidad, etc.), sino también cómo se aplica. Ello depende de las herramientas. Por eso, hoy hemos pensado en repasar aquellas más importantes, de manera que podáis hacer un mejor uso y obtener un resultado final óptimo.
La aplicación de la pintura: materiales necesarios
Brocha: Es la herramienta por excelencia. Con ella se puede conseguir un acabado perfecto si se utiliza una de calidad (con cerdas flexibles que no se desprendan) y se aplica la pintura con un movimiento de izquierda a derecha y viceversa seguido de otro de arriba hacia abajo y viceversa. La última capa siempre se debe realizar con brochazos ligeros en vertical. Si se trata de una brocha nueva, se recomienda frotarla de un lado a otro con papel de lija o cinta adhesiva antes del primer uso. Obviamente, su principal limitación es el rendimiento, de manera que es aconsejable en superficies de tamaño pequeño o medio.
Rodillo: Por el contrario, esta herramienta puede ser vuestra gran aliada en la aplicación de la pintura en superficies de gran extensión y altura. En cuanto al tipo, sabed que los rodillos de lana y pelo largo se adaptan mejor a las pinturas vinílicas o acrílicas, mientras que los de pelo corto o de otros materiales son más adecuados para el empleo de pinturas plásticas o al agua. La primera capa con rodillo siempre debe ser en sentido vertical, mientras que la segunda, en horizontal. Y nunca presionéis la pared con éste, sino que solo hay que deslizarlo.
Pistola de aire: Aunque su manejo puede resultar algo más complejo, el resultado es inmejorable y, además, precisa de poco tiempo. En este caso, no solo hay que cubrir las partes de la estancia que no van a ser pintadas, sino también protegerse uno mismo con lentes y mascarilla. Si es la primera vez que se emplea, se recomienda practicar previamente en una esquina. Rápidamente adquiriréis la técnica. Y tened en cuenta que durante su aplicación hay que evitar las corrientes de aire (para que el pulverizado no se desvíe) y mantenerse a una distancia de unos 25 centímetros de la superficie.
Estas son las principales herramientas para la aplicación de la pintura en diferentes superficies pero hay muchas más. En próximos posts continuaremos profundizando en estos temas.