Primero fue Papá Noel y, ahora, los Reyes Magos. Con todo, muchos hogares rebosan de juguetes nuevos por estas fechas, los cuales hay que sumar a los preexistentes. Quizá, este sea un buen momento para habilitar una zona de juegos, ¿no os parece? Nosotros nos hemos propuesto acabar con los tópicos al respecto: no se precisa de grandes inversiones ni de mucho espacio. Atentos:
Cómo no, lo ideal sería disponer de una estancia para el caso. No obstante, un rincón en el salón, en la buhardilla o en el propio dormitorio de los niños puede servir para el caso. La clave está en emplear muebles plegables o de almacenaje – preferiblemente, que estén a su altura –, así como estanterías y colgadores varios en la pared. Sea como sea, el DIY salva cualquiera de estas necesidades fácilmente: cajones y tiradores antiguos son la solución.
Asimismo, hay dos complementos que no pueden faltar en cualquier espacio de juegos que se precie: una mesa y una alfombra. Para el primer caso, una opción interesante es emplear palets. Si, además, se les añade un tablero por encima tratado con Rotularte o pintura imán – o ambos productos a la par –, éstos pueden convertirse en una pizarra o un tablón magnético, es decir, pueden desempeñar una doble función. Por su parte, la alfombra proporcionará calidez y confort a los niños, así como también protegerá el suelo en esta zona.
Por último, queremos hacer hincapié en dos factores bien importantes: la iluminación y, por supuesto, los colores. Como en cualquier otra estancia de la casa, lo ideal es contar con la mayor cantidad de luz natural posible, la cual tiene que ser reforzada con focos artificiales dirigidos a la zona de mayor uso, como puede ser la mesa. Y en lo que al aspecto cromático se refiere, obviamente, aquí no se debe escatimar en tonalidades alegres y llamativas.
Bueno, ¿os animáis a seguir estos sencillos pasos e instalar una zona de juegos en casa? 😉