Coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Salud, esta semana nos ha venido a la cabeza la certificación alimentaria de las pinturas. Se trata de una gama poco conocida, pero que se plantea fundamental para el desarrollo de la actividad de la correspondiente industria. Por ejemplo, estos esmaltes son empleados en hornos de pan, cámaras frigoríficas o bodegas, entre otros. Ello es debido a su probada condición de inocuos, lo cual también los convierte en aptos para otros espacios, como son las guarderías, los centros veterinarios o los quirófanos.
En nuestro caso, podemos hablar de Blatepox S/D alimentario, que consiste en una pintura epoxi – resina de alta resistencia química – sin disolventes y curada con poliaminas – pequeñas moléculas presentes en las células de todos los seres vivos –. Ésta ha sido homologada por el Real Decreto 118/2003 del 31 de enero de 2003, el cual determina la lista de sustancias permitidas para la fabricación de materiales y de objetos plásticos destinados a entrar en contacto con los alimentos. Así, nuestro producto ofrece plenas garantías para estar en contacto continuo con agua potable y con comestibles en general.
¿Os habíais preguntado alguna vez cómo se regulaban las materias que rozan los alimentos? ¿Y en qué consisten? ¿Tenéis alguna duda más al respecto? 🙂