Los colores ocres del atardecer de Málaga tiñen el agua cristalina del mar Mediterráneo. Los retazos del fuego que cubría el chamizo en el que se cocinaban los espetos acompañan a los últimos rayos del sol que van a dar paso a la noche. Un grupo de personas absorbe hasta la más mínima gota de vitalidad malagueña para llevar a Viena un trocito del azul del mar, del tono áureo de las limpias arenas de la playa, del blanco impoluto de las barcas espeteras y de las alegres y coloridas macetas andaluzas. Toda una gama cromática cálida y viva recogida en un vídeo que revoluciona a las masas.
Unos días después de que se conociera que España se encuentra entre los países de la Unión Europea que el pasado año registró un mayor saldo migratorio negativo por la fuerte salida de ciudadanos españoles debido a la crisis, y coincidiendo con la época estival, La Casera ha lanzado un vídeo que está emocionando a los internautas.
De poco más de dos minutos y medio de duración, la pieza cuenta la historia de Alejandro, un joven malagueño que como otros muchos han salido fuera de nuestras fronteras por diferentes motivos. En su caso, decidió marcharse a Viena por amor.
El vídeo nos cuenta la historia de cómo sus amigos y familiares deciden darle una sorpresa y hacerle sentir por unos días como en su tierra, Málaga. Para ello, se llevan el Chiringuito ‘Los Cuñao’ (donde siempre iba con sus amigos) con su barcaza de espetos y el chamizo incluido, y a su perro Lucky, entre otras muchas sorpresas.
Describen a Alejandro como un chico muy sencillo, muy humano y muy cariñoso que viajó a Austria siguiendo a su chica. Una historia con la que muchos españoles se sienten identificados; los que viajan a la aventura y consiguen un empleo.
Bajo el hashtag #somosdistintos se ha convertido en uno de los más visitados en Youtube.
La historia concluye con un brindis y recordando los 2.787 kilómetros que separan Málaga de Viena, a las 37 personas y al perro que participan en el anuncio, los 3 kilos de sardinas empleados en el rodaje y el tinto de verano. Se trata de una historia real que está dando la vuelta al mundo.