¿Quién dijo que con una mano de pintura estaban listas? Esto es sólo la base de un proyecto más ambicioso, porque las paredes merecen un protagonismo que habitualmente no se les concede y ofrecen muchas posibilidades en clave decorativa. Más allá de elegir un color y de colgar unos cuadros, son bastantes las opciones entre las que escoger. Veamos cuántas conocéis:
Últimamente, el gusto por el cultivo de plantas en el hogar se ha extendido, lo cual se ha traducido en nuevas formas para el caso. Por ejemplo, los llamados jardines verticales, que triunfan tanto en exteriores como en interiores.
La homogeneidad no gusta a todo el mundo, de ahí la proliferación de otras maneras de aplicar los esmaltes, como el degradado: hay que elegir una gama cromática y jugar con ella en una misma superficie.
A veces, son pequeños detalles los que marcan la diferencia. En esta categoría se incluye la técnica de la inversión, es decir, blanco para las paredes y toque de color en el techo.
Asimismo, está la posibilidad de los acabados especiales para las paredes, los cuales se aplican como una pintura cualquiera pero tienen un efecto, como pizarra de tiza o rotuladora, así como imán.
Por supuesto, no todo depende de los esmaltes cuando se habla de paredes, sino también de los objetos que se cuelgan en ellas: desde sombreros hasta platos, pasando por composiciones de relojes, entre otros.
¿Se os ocurren más sugerencias para las paredes del hogar? 🙂