Arquitecto, músico y redactor freelance. Así se define Pedro Torrijos en sus perfiles sociales. Desde 2012 su firma es habitual en varias publicaciones de referencia. “Vengo enseñando a mucha gente lo que antes solo escribía para leerlo yo”, explica él mismo en su web. No obstante, la disciplina que marcó su paso por la universidad no ha dejado de estar presente en su camino. Desde Pinturas Blatem os proponemos conocer mejor a este inquieto profesional.
¿Qué atractivos de la arquitectura te hicieron caer rendido a sus pies?
Mi caso es un poco extraño. Estudié trompa desde que tenía 9 años. La enseñanza de la música antes se centraba en formar a buenos intérpretes, pero no a fomentar la creatividad. Por el contrario, la arquitectura es esencialmente creativa, ya que consiste en sacar cosas de la nada, así que a la hora de elegir un camino profesional me decidí por ello.
Obviamente, has sido alumno, pero tenemos entendido que también docente. ¿Aspectos a mejorar en la enseñanza de esta disciplina?
Se da una circunstancia que es muy significativa: desde que terminé de estudiar no ha cambiado nada especialmente. Se necesita urgentemente una llamada al despertar de los estudiantes para que la arquitectura deje de ser una disciplina totémica, casi de adoración, porque tiene más que ver con el apego cárnico o humano. También diría que algunos profesores merecen una buena colleja por no explicarles que estamos ante un cambio muy importante sobre lo que significa la arquitectura. La construcción de nueva planta está en extinción, mientras que el reciclaje, el aprovechamiento o la aplicación de las nuevas tecnologías están en auge.
Aprovechando tu doble faceta como arquitecto y como colaborador habitual en medios de comunicación, ¿qué opinión te merece la cobertura que reciben los asuntos referentes a dicha disciplina?
Desgraciadamente, sólo hay dos tipos de publicaciones: las muy expertas o enfocadas a los profesionales, cuya divulgación es muy pequeña, y las publicaciones que yo califico de ‘álbumes de fotos’ o ‘tableros de Pinterest’, las cuales sólo recogen imágenes bonitas con dos líneas de explicación. Son lo que en inglés se llama eye candy. No existe una verdadera divulgación de la arquitectura para el público general. Además, esto se debe a que tampoco hay una auténtica crítica hacia la disciplina. Y también es verdad que los propios arquitectos nos hemos creído que estábamos por encima de todo, como sobre un pedestal, y no hemos hecho por mezclarnos con la gente.
¿Hasta qué punto te ha ayudado tu trayectoria arquitectónica en tu actual desarrollo como escritor?
Mi trayectoria, en nada; pues ha sido muy leve. Pero la formación, sí; sobre todo para saber de lo que hablo y, también, para animarme a explorar y a despertar un interés por descubrir para luego, al menos en mi caso, contarlo. Incluso me ha afectado en la manera de escribir, porque no lo hago de principio a fin, sino todo a la vez. Pienso en los artículos como paseos arquitectónicos que te van llevando de un sitio a otro, parándome en unos antes de pasar a los siguientes.
¿Por qué decidiste dar este salto profesional?
Sinceramente, porque hay que poner un plato de sopa sobre la mesa. Ahora, no hay más narices que buscar otros caminos. Yo siempre he tenido la necesidad o la pulsión por contar cosas, así que envié un proyecto a la revista Jot Down y aquí estoy.
Entonces, basándonos en tu experiencia, ¿podríamos decir que está desapareciendo el perfil de arquitecto tradicional y que el futuro pasa por la diversificación de tareas?
Sí, ha desaparecido, pero hace mucho. Ahora ya no existe esa figura de un profesional en un gran despacho rodeado de todo su equipo, pero tampoco el proceso asociado a esa estampa. Las ciudades occidentales están colapsadas, ya no se necesitan reclamos urbanos. Lo que propone la arquitectura ha cambiado de forma dramática.
Momento de autocrítica: ¿qué aspectos o prácticas deberíais mejorar los arquitectos para conectar mejor con la sociedad o ‘bajar de ese pedestal’ que explicabas antes?
No se trata de comunicar lo bien que se hace, sino de hablar de una vez por todas en términos comprensibles. No pasa nada por hablar con tecnicismos, pero es preferible expresarse de manera natural, sin rimbombancias. También creo que esto no es un defecto de todos los profesionales, sino que tiene que ver con la figura del ‘arquitecto estrella’ que los gobiernos han potenciado, ese endiosamiento de un creador.
Y, para terminar, momento gurú: ¿qué caminos crees que va a tomar esta disciplina en un futuro próximo?
Llevo un tiempo pensando que estamos en un punto de inflexión real, pero que no nos damos cuenta por eso mismo, porque lo estamos viviendo. Como decía antes, la arquitectura como construcción masiva ha desaparecido. Ahora vamos hacia la creación de espacios en otros sentidos, como el mapeado 3D de fachadas, por ejemplo. Aquí hay edificios vacíos como para no construir en 10 años. La arquitectura se va a desarrollar en países más allá del llamado ‘primer mundo’ por necesidad.