Los meses estivales son, por excelencia, la temporada en la que se dispone de más tiempo libre. Las horas de luz se prolongan, los horarios laborales cambian en muchos casos y las esperadas vacaciones están al caer. En definitiva, todo invita a exprimir los días al máximo. ¿Por qué no aprovechar la ocasión para mejorar el hogar a la par que se disfruta en él? Sin duda, se trata de la mejor época para realizar trabajos en el exterior; aunque también es el momento idóneo para poner a punto algunos detalles de interior que durante el otoño y el invierno conviene tener resueltos.
Por ejemplo, más allá de preparar la piscina con vistas a un uso continuado a lo largo de esta estación, los alrededores de la casa son susceptibles de otros cambios. Este es el caso de las fachadas, que pueden ser renovadas con una rápida y sencilla mano de pintura. O, también, de los senderos del jardín: una optimización en diseño y en materiales nunca está de más. De esta forma, no solo se consigue un giro estético, sino que se garantiza el mantenimiento para el resto del año. Todas estas actividades, por supuesto, conviene realizarlas evitando las horas de mayor calor o de exposición directa al sol.
En lo que dentro del hogar se refiere, uno de los aspectos más importantes a prestar atención serían las ventanas. Tanto sustituir las ya existentes por unas nuevas para mejorar el aislamiento como revisar y limpiar las persianas. Ambas cuestiones dan pereza independientemente del calendario, pero es interesante afrontarlas cuando la meteorología acompaña y para que presenten un estado óptimo a partir de septiembre, cuando se vuelve a pasar más tiempo en casa.
Pero estas son solo algunas de las muchas ‘bricomanías’ aptas para el verano: darle un nuevo aire a la cocina o al baño, redecorar los dormitorios, modificar la distribución de las estancias… ¿Qué planes de bricolaje tenéis vosotros para esta temporada? 🙂